lunes, 15 de enero de 2018

El capote


Autor:  Nikolai Gogol

 

           

            Otra brevísima narración que cautiva desde la primera frase. ¿Será quizá porque los clásicos nunca defraudan? Me malicio que esta sea una razón de peso. Dostoievski dijo de este cuento “Todos crecimos bajo el capote de Gógol”. Poco más podemos añadir nosotros. Esta referencia avala por sí sola su lectura y nos garantiza una pieza magistral.

 

            Un gris funcionario ruso de mediados del XIX sobrevive en el frío San Petersburgo. Su tarea consiste en copiar documentos, lo que ejecuta con primor y eficacia. Soporta las burlas de todos sus compañeros, sin capacidad para enfrentarse a ellos. Es lo que hoy en día llamaríamos un friki sometido a acoso laboral. Lo que viene siendo la inmutable naturaleza humana. Nada nuevo bajo el sol. La ya desdichada situación en la que se encuentra, se agrava con la imperiosa necesidad de un capote nuevo. Este gasto extraordinario e ineludible supone un grave contratiempo. ¿Cómo obtener la elevada suma de rublos que exige el sastre? Sin embargo, este revés se transforma en un aliciente para su vida, en realidad se convierte en el centro de sus intereses y su corazón. La amenaza se torna en ilusión.  Busca telas, ahorra poco a poco, sueña con la prenda y finalmente lo consigue. ¡No puede ser más feliz! Pero no termina ahí el cuento. Las envidias y la fatalidad acechan al funcionario.

 

            Pocas páginas que resplandecen con la maestría de un gran autor capaz de transmitir las pasiones y miserias que componen el ser humano. Y que recurre a la fantasía para convertir el relato en un verdadero cuento.

lunes, 8 de enero de 2018

La señorita Heargreaves


Autor:  Frank Baker

 

            Norman, el protagonista de la novela, se da cuenta desde niño que cuando urde una mentira, ésta se materializa en la realidad tal como la ha pergeñado.  Ya le advirtió su padre “Ten cuidado con lo que inventas. En la vida hay más cosas inventadas de lo que la gente cree” Y así le sucede cuando inventa, por puro juego, a la señorita Hargreaves. Una anciana soltera y excéntrica que viaja con bañera, arpa y cacatúa, escribe poesías y es sobrina de un duque. Pues bien, de repente aparece en su vida tal como la ha imaginado. Llega a su pueblo dispuesta a visitarle. Y a complicarle la existencia.

 

Con un arranque tan original, esperaba que la totalidad de la novela mantuviera el mismo ritmo. Sin embargo, aunque al principio es desternillante, llegó un punto en que se me agotó. La encontré demasiado larga y con excesivas descripciones musicales, en concreto exhaustivos pasajes de interpretaciones en el órgano de la iglesia. Ya se ve que el autor no pudo o no quiso abstraerse de su condición de organista.

 

En fin, una novela amable y divertida que quizá con menos páginas hubiera quedado redonda.

martes, 2 de enero de 2018

La habitación de Nona



Autora:  Cristina Fernández Cubas

 

 

            Este título es el primero de una serie de cuentos que componen el libro. La autora es una experta en este tipo de narraciones y ha recibido varios premios por ellos.

 

            Todos estos cuentos son una mezcla de realidad y fantasía; algunos son tristes, otros melancólicos y todos sorprendentes.

 

Estos son los cuentos que componen el libro:  La habitación de Nona (la relación de una niña con su hermana con discapacidad mental) , Hablar con viejas (donde una joven a punto de ser desahuciada encuentra su salvación en una anciana, pero las cosas no son lo que parecen), Interno con figura (unos pequeñuelos interpretan un mismo cuadro, y una de las niñas parece que ve más allá e intuyera su propio asesinato), El final de Babro (la difícil relación de tres hermanas ya adultas con la nueva mujer de su padre viudo), La nueva vida ( el viaje al pasado de una viuda) y  Días entre los Wasi- Wano (el verano que pasan dos niños con sus excéntricos tíos)

           

Están escritos con elegancia, maestría y gran nivel literario. A mi parecer, los cuentos son la base de la literatura y nos recuerdan que pocas páginas pueden encerrar relatos inolvidables. En definitiva, una delicia de lectura para quienes amamos los relatos cortos y un poco fantasiosos.

Patria



Autor:  Fernando Aramburu

 

            Desde hace un tiempo prefiero leer relatos cortos; sin embargo, ante el éxito de este título, he decidido afrontarlo sin dejarme amedrentar por lo extenso de la novela. Y ha sido un acierto. La lectura es rápida, ágil e intensa. Yo, en mi ignorancia sobre el autor, pensé que quizá fuera alguien sin mucho oficio literario que aprovechaba el parón en la actividad etarra para sacar un librillo al mercado. Pero, ¡gran sorpresa!, resultó que no era ningún advenedizo, sino un escritor bregado en estas lides con numerosos premios. Y, por tanto, de escritura brillante.

 

            Nos cuenta la historia de ficción de dos familias que fueron inseparables hasta que la irrupción de la violencia sembró el odio y la muerte. Dos mujeres son amigas íntimas desde su juventud, viven en el mismo pueblo y sus vidas transcurren paralelas y ajenas al terrorismo que ya afligía su tierra. Sin embargo, todo cambia cuando el hijo de una de ellas ingresa en la ETA y después el marido de la otra es asesinado por esta banda en su mismo pueblo tras haber sufrido el aislamiento social y ser acusado de chivato. Su viuda, desde ese momento, sospecha que el asesino es el hijo de su amiga. Y esta duda no se resuelve hasta el final del libro. Cada personaje cuenta la historia como la vive, y resulta revelador el enfoque de aquellos que se sitúan en el lado violento. De nuevo vemos que el pensamiento es lo que mueve el mundo. Todos creen que actúan cargados de razón aun cuando esta actuación sea el asesinato. Es inevitable evocar la teoría de Hannah Arendt sobre la banalidad del mal que sostiene que no es necesario ser un gran malvado o un loco  para cometer grandes crueldades, sólo se requiere perder la noción de la dignidad humana y limitarse a obedecer instrucciones burocráticas de una organización. Y creo que esto, junto con la calidad literaria, es lo más subyugante del libro.

 

           

            Para quienes por razón de edad hemos vivido y sobrevivido al terror etarra, esta novela es imprescindible. Y para quienes, por demasiado jóvenes, ni sospechan lo terribles que fueron esos años, es aún más necesaria. A menudo el tiempo suaviza los acontecimientos y no podemos tolerar que el olvido, que de suyo tiende a la indulgencia, sepulte de nuevo a aquellos que murieron o sufrieron de cualquier modo tanta ignominia.