Autor: Paul Gallico
La
señora Harris es una viuda sesentera que trabaja como asistenta en el Londres
de 1952. En una de las casas que limpia descubre un vestido de Dior y queda tan
maravillada de su belleza que toma la determinación de viajar a Paris para
comprar uno. Es consciente de que no se lo pondrá nunca y de que tendrá que
sufrir innumerables privaciones para reunir el dinero necesario. A pesar de
todo, lo consigue. De modo que, nada más empezar el libro, ya la vemos en el
avión camino de Paris, aunque nos va relatando de modo retrospectivo su periplo
hasta llegar a ese momento. Y, después, nos narra todas sus peripecias en la
Casa Dior. Cómo su llegada, con ese aspecto inequívoco de limpiadora, siembra
el estupor entre el glamour imperante, pero cómo todos se van rindiendo a la
bondad que regala.
Me ha hecho
considerar que, dado que no somos sólo espíritu, necesitamos lo tangible para
expresarnos y desarrollarnos. Y que, si bien los objetos materiales no nos dan
la felicidad, pueden ser instrumentos para que esta llegue; siempre q tengamos
la elegancia y el señorío de no poner el corazón en ellos. Y esto es justo lo
que le sucede a la señora Harris: encuentra amor a raudales a través del
vestido de Dior.
Está
escrita no por un novelista, si no por un comentarista deportivo, con un lenguaje
directo, divertido, descomplicado, colorista y costumbrista, pero sin rozar
siquiera lo soez. Es una novela muy dulce, podríamos definirla como un cuento
de hadas, llena de amor y de humor, y con un final redondo que
remonta la narración cuando esta comienza a parecer previsible. La recomiendo
vivamente.
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