viernes, 3 de febrero de 2017

Cuentos de la Alhambra

Autor: Washington Irving

            Washington Irving, a la sazón embajador americano en España a mediados del siglo XIX, vivió en la Alhambra y, fascinado por el encanto del entorno, escribió desde ese alojamiento una colección de cuentos ambientados en ese palacio. El asegura que le fueron referidos por los habitantes de Granada como leyendas, sin embargo, parece que muchos de ellos son sólo fruto de la imaginación del cónsul. En cualquier caso, a pesar del paso del tiempo, resultan interesantes, fantasiosos, tiernos o fastuosos, cargados de un orientalismo típico del romanticismo literario de la época. Los he releído después de muchos años con motivo de un viaje a Granada y he vuelto a disfrutar con ellos. Las lecturas clásicas no suelen defraudar.
                       
La primera vez que leí esta recopilación de cuentos aún estaba en el colegio. Quizá con catorce o quince años, que es la edad de oro de la lectura. Todo lo que se lee en la infancia y adolescencia queda para siempre de modo indeleble. Yo aún puedo recordar con exactitud las baldas de la biblioteca de mi colegio, el color de los lomos de los libros, las letras doradas de muchas de sus cubiertas e incluso el gramaje de sus hojas, con frecuencia extremadamente liviano. Después de muchos años, no he olvidado las novelas de Zane Grey o las de Agatha Christie, y todavía poseo el carnet de lectora. Me pregunto si podría aún sacar libros con él.


            Uno de los tomos que recuerdo es el de Cuentos de la Alhambra. Era muy pequeño, encuadernado en piel y con nervaduras horizontales en el lomo. El título y el autor estaban escritos con letras doradas y las hojas eran muy finas. Sé que, como tantos otros, lo leí por indicación de mi madre a quien debo la mayor parte de mi cultura conformada por cada libro, poesía, refrán, historia o reflexión que ella me regaló.

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