Autor: Alejandro Palomas
Dos
nonagenarios llegan por separado a una residencia de alto nivel y son asignados
a la misma cuidadora, Ilona, una lutier húngara que ha vivido durante el tiempo
del dominio soviético de la Europa del Este.
Entre ambos ancianos se establece una relación de amistad pactada por un
curioso contrato que cumplen escrupulosamente. El anciano, que fue director de
orquesta, le pide a Ilona que le
construya un chelo para regalarlo a una persona especial. A lo largo de la
novela van desgranándose los secretos que oculta cada personaje con una escritura prístina y bellísima que, sin
embargo, resulta fácil y grata.
He aprendido
que los instrumentos de cuerda frotada precisan de una pieza clave que se llama
el alma que se sitúa en su interior para que suenen bien. Y esta pieza juega un
papel importante en el título de la novela.
A
mí, en particular, me ha conmovido la vida de Ilona en el bloque del Este. Muy
pocas veces los libros son tan poco complacientes con la realidad del
comunismo; con demasiada frecuencia en Occidente se omite el terror cotidiano
al que fueron sometidos durante ochenta años quienes quedaron atrapados en esa parte
de Europa en la que el régimen intentó por todos los medios arrancar la
historia, cultura y religión que compartía con todo el Viejo Continente. Y por
esa mirada políticamente incorrecta y sin embargo absolutamente cierta ya
merecería la pena leer esta preciosísima historia. Pero es que además la trama
es muy original y plagada de sorpresas.
Un
pequeño relato lleno de amores y miedos en el que los secretos celosamente
guardados iluminan la novela cuando leemos el sorprendente final. De entre
todas las reflexiones que nos suscita yo me quedo con aquella que nos asegura
que siempre es tiempo de rectificar y mejorar
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