lunes, 14 de mayo de 2018

El almacén de las palabras terribles


Autora:  Elia Barceló
 
           
            Talia y Pablo son dos jóvenes que se sienten culpables por haber dicho palabras terribles, ella a su madre y él a su mejor amigo. Ambos encuentran una persona que les indica que existe un almacén donde se guardan las palabras dañinas y que, si quieren enmendarlas, pueden ir a él e intentar recuperarlas. Así lo hacen, cada uno por su lado ya que no se conocen entre sí. Cuando llegan comienzan un viaje por distintas estancias ayudados por unos misteriosos guías que les acompañarán para enseñarles las consecuencias de sus palabras y cómo pueden aprender a usarlas bien para transmitir siempre sólo lo que de verdad quieran. En este trayecto mágico también se sienten juzgados por el valor de las obras y palabras buenas o malas que hasta el momento han realizado. Es inevitable recordar La Divina Comedia,  La Leyenda del monje Virila, El Sexto Sentido, Qué bello es vivir y tantas obras que tratan el tema del balance vital y la oportunidad de mejorar.
 
            Mientras ellos, en un mundo sin tiempo, se desplazan por diferentes lugares, sus cuerpos permanecen en estado de coma como resultado de un accidente. Así el texto oscila entre Aquí y Allí según dónde se está desarrollando la novela. Y asistimos a sus deseos de aprendizaje y a las reacciones de sus familias ante el drama de muchos meses en coma con un futuro incierto.
 
            Un cuento amable que lleva apenas dos horas de preciosa lectura que atrapa y embelesa. Que nos recuerda la importancia de las palabras, que construyen el pensamiento y nos diferencian de los animales. Las cuales, una vez emitidas tienen su propia vida y no pueden modificarse por lo que, al igual que los protagonistas, conviene aprender a imprimir su sentido exacto antes de pronunciarlas. Porque remediar el dolor producido por ellas no siempre está en nuestra mano. Yo, al menos, no he conocido a nadie que viajara al almacén de las palabras terribles para anularlas. Si alguno de mis lectores sabe cómo llegar a ese lugar, agradecería un correo con los detalles.

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