Autor: Stefan Zweig
Un
joven campesino de la zona eslava meridional, inculto y torpe, ignorante en
todas las materias e indiferente a cualquier estímulo, se revela por casualidad
como un genio ajedrecista, portento nunca visto en su patria. Y llega a ser
campeón mundial sin abandonar nunca lo grotesco de su figura ni progresar
intelectualmente. Pero, al verse triunfador, se transforma en arrogante y
engreído, si bien se cuida de conversar con nadie que pudiera entrever su
ilimitada necedad. El protagonista de este relato, que es quien lo narra, no
comprende cómo un imbécil llega a ser un maestro de juego tan sublime. Y se
propone estudiarle durante el transcurso de una travesía marítima donde
coinciden. El azar le descubre un espléndido jugador escondido entre los
pasajeros y que, a su vez, esconde un secreto: confinado por la Gestapo durante
meses a la soledad de una habitación de hotel, condenado a la inacción más
absoluta, encontró su salvación en repetir mentalmente jugadas de ajedrez y
finalmente jugar contra sí mismo de modo que, lo que inicialmente fue su
liberación, se convirtió en amenaza cierta para su cordura.
Ambos
ajedrecistas se retan en una partida sin igual y el lector asiste al duelo
titánico entre ellos sin saber cómo finalizará semejante enfrentamiento.
Zweig, siempre
perfecto, nos sume en el dolor inmenso de quien es retenido cruelmente y
sometido a torturas sutiles. Y nos recuerda que cualquier relato, por breve que
sea, se transforma en obra maestra en la pluma de un gran escritor.
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