Autor: Francisco Pérez Abellán
El
27 de diciembre de 1870, el general Prim, primer ministro de España, caía
abatido a trabucazos en la calle del Turco, en Madrid cuando salía del Congreso
de los Diputados. La versión oficial nos cuenta que murió tres días después en
su casa, a consecuencia de la infección de sus heridas ocasionada por el pelo
de oso de su pelliza. Y que durante ese tiempo dio órdenes, dictó instrucciones
y habló con numerosas personas.
Sorprendentemente,
el cadáver quedó momificado de forma natural y con motivo del bicentenario del
general, se ha procedido a su exhumación. Y, tras su autopsia, se comprueba que
realmente murió estrangulado a lazo, que nunca fueron curadas sus heridas y
que, dada la naturaleza de las mismas, no pudo hablar ni firmar ya que nunca
estuvo consciente.
¿Quién asesinó
al todopoderoso Prim? ¿Por qué ha permanecido oculta la verdad durante 144
años? ¿Qué oscuros intereses han prevalecido?
El autor,
junto con sus colaboradores, forenses e investigadores, nos presenta la
realidad de forma muy distinta a la que hemos estudiado. En su asesinato
confluyen la restauración borbónica, las luchas entre logias masónicas (Prim
era masón), las aspiraciones del duque de Montpensier, los turbios intereses
políticos de los distintos grupos del tan convulso siglo XIX español. Y detrás
de todo, como gran instigador y culpable, el general Serrano, a la sazón Jefe de Gobierno.
Un magnicidio perpetrado desde el mismo Estado. Cabe preguntarnos si este ha
sido un caso aislado o encontramos en la Historia otros sucedidos similares.
Al comienzo
del libro, su lectura es ágil, pero cuando profundiza en la historia de aquella
época, se torna mareante. Demasiados vaivenes políticos, intrigas y nombres
para digerirlos con facilidad. Si bien a todos los madrileños nos resultan
familiares por calles y paradas de metro, pocos podrían añadir algo más sobre
ellos. Y, como dice el autor, la elegante y comercial calle Serrano, debería
mudar en la más apropiada calle del presunto asesino Serrano. Quizá las tiendas
actuales, sus clientes y sus paseantes no estuvieran muy de acuerdo en el
cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario