Autor: Edgar Neville
Edgar
Neville injustamente olvidado, puede considerarse con todo merecimiento como integrante de la generación del 27. Sin
embargo, no engrosa sus filas ya que se dedicó básicamente al humor y el entretenimiento
y esto quizá le desprestigia a los ojos de los sesudos y serios intelectuales
que encumbraron a esta generación de escritores, por otra parte tan impregnados
de tinte político. Yo, en particular, prefiero este autor antes que García Lorca;
me divierte muchísimo más y le entiendo mejor.
Es
una obra de teatro que fue llevada al cine con la inevitable y fascinante
Conchita Montés como protagonista. Escrita en los años cuarenta del siglo XX, sorprende
lo atrevido de sus críticas a la sociedad del momento.
Mercedes,
una viuda joven, instalada por su matrimonio en una capital de provincia del
norte de España y asfixiada en ella, escapa a Madrid. Una vidente le revela su
pasado, pero no el que ocurrió, sino el que hubiera vivido si en un momento
crucial hubiera tomado una decisión en vez de otra. En su caso, ese momento se
produjo cuando decidió salir de una floristería junto a su futuro marido en
lugar de hacerlo con otro pretendiente. Esa determinación le privó de una
existencia alegre y le abocó al aburrimiento más aplastante junto al pelma con
quien se casó. Neville consigue una alta comedia, con un cierto toque Lubitch, que
se desliza entre lo real y lo ficticio, lo que fue y lo que dejó de ser. Todo envuelto
en un humor finísimo, plagado de surrealismo, deliciosamente mordaz sin
abandonar nunca la elegancia y que, además, nos ofrece una inquietante
reflexión sobre el azar, el destino o la Providencia cuya resolución queda para
cada uno de los lectores.
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