Autora: Amelié Nothomb
Autobiográfico
como la mayoría de sus relatos, Amelié nos cuenta su experiencia de trabajo en
una multinacional japonesa. Ella, belga nacida en Japón, y amante de este país,
desea ser una nipona auténtica. Por ello se somete a las vejaciones y
degradaciones en su cualificación profesional. Tanto que su contrato inicial es
como traductora de japonés y concluye el año como limpiadora de retretes. “No
existía freno para mi fulminante caída social”. Aunque intenta salir de la
humillación, ya que no puede, intenta dignificar su trabajo. ¿Es necesaria la
queja constante de una situación cierta, pero inamovible? Ante lo inevitable,
dignidad y elevación.
Todo
contado con un extraordinario sentido del humor. Exagerado, excéntrico y
surrealista. Para no parar de reírse.
Destaco
la constancia en el trabajo de Amelie. Nunca se rinde y, aunque lo más fácil es
asumir el mensaje que todos le envían de su absoluta incapacidad para todo, se
sobrepone y jamás cae en el desánimo ni la depresión. Cómo lo consigue?
Aislando mentalmente el mundo laboral del resto de su mundo y con un cierto
amor al trabajo bien hecho. Aunque éste sea gris, ridículo o bajísimo en la
escala social. Que nunca es indigno por otra parte No la vemos chapucear ni
justificarse para no cumplir con él. Difícilmente nos encontraremos en
occidente una situación laboral tan adversa. Así que, seguramente la evocación
de Amelie puede enfriar y poner en su punto justo las afrentas y menosprecios
que a lo mejor sólo existen en nuestra mente.
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