domingo, 12 de abril de 2015

Rosa cándida

Autor: Audur Ava Olafsdottir

Un joven islandés, amante de la jardinería y en particular de la variedad Rosa cándida, acepta un trabajo de jardinero en un monasterio de un pequeño pueblo posiblemente italiano. Su madre, que, acaba de fallecer en un accidente, es quien le ha iniciado amorosamente en el cultivo de las flores en el invernadero familiar. Resulta milagrosa esta vocación en un habitante de un lugar tan inhóspito cuyo paisaje propio se llama malpaís. Lo cual deja pocas dudas sobre sus posibilidades.

Arnljótur, ignoro si es el equivalente a Pepe o resulta igual de extraño en los oídos islandeses, abandona a su hermano autista, su padre octogenario, sus expectativas universitarias y se marcha a la legendaria rosaleda del convento. Le acompañan el duelo por su adorada madre, unos esquejes de Rosa cándida y el amor a su hija de meses (el resultado inesperado de un fugaz encuentro con una amiga).

Instalado en el monasterio, degusta la paz y el disfrute por el resurgimiento del jardín. Pero aparece la madre de su hija para dejársela a su cargo. Ante el inconcebible desapego de la madre, el protagonista se transforma en un padre entregado a una criatura cuya llegada nunca fue prevista. E intenta establecer una estructura familiar, sin olvidar el cuidado de su padre y de su hermano discapacitado. Lo que mueve a la reflexión al lector, más habituado a contemplar estos sentimientos en una mujer. Ya sólo por este enfoque merece la pena leerlo, sin menoscabar otros méritos literarios que también posee.

Además, a mí en particular, hacedora de herbario en mis estudios de farmacéutica, me ha transportado al placer del descubrimiento de la botánica. Aunque, en mi caso, nunca se ha visto acompañado del triunfo en el cultivo de los ejemplares vivos.

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